Dos personas
atadas por un hilo
de miradas;
se enredan,
se enderezan,
se acorta
casi que se corta..
recae en él, el mundo
que pesa hasta los pies,
a veces hace bajo fondo
en un mundo interior
fuera de foco,
fuera de sí.
Crece una flor
del color del lenguaje que nunca bebió
Nadie le enseñó a marchitarse
por tanto sol,
tanta luz en su poder.
Y fue eterna en cada estación,
infinita en cada canción
de la vida de los dos.