No es el día, ni el momento, solo el atuendo que lleva el recuerdo de nuestro universo. No estoy segura, pero creo haber desarrollado cierta simbiosis con tus palabras, tu insólita mirada. A veces me sienta bien el precipicio de mi realidad; a veces me gustaría escalar por sobre toda objetividad. Siempre pensé en escaparme de ésta sintonía; de encontrarte en otra parte, en otro semejante; de caminar por la calle y sentirte acercarte. Quiero olvidarte y nunca soltarte. Sos el opio que necesito para hacer que el tiempo no se detenga en todo este mundo absurdo. Sos la droga de la que prefiero no curarme, la que altera el arte del dolor, la que me lleva a un infierno entero de amor. Podríamos algún día volar por el alta mar y cruzar por el centro del arcoíris más correcto para hacerlo imperfecto, estupendo. Podría también despegar de esta nostalgia y emprender hacia el silencio que más me aturda; hasta llegar a la luna, al paraíso de la locura; tal vez ahí encuentre la cura, la esencia de tu vos más tuyo hecho caramelo.. tan psicótico, tan indispensable, tan inevitable.
