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jueves, 22 de agosto de 2013

Tu problema, mi condena

Me pican las ideas que quiero que leas y no quiero que entiendas; se me queman las pestañas, las palabras ya no hablan de amor ni de arrancar pétalos en una flor. Mi campo crece como las dudas que podo comiéndome las uñas, ya no hay espanta pájaros, ya hice un pacto con la luna a cambio de mi cordura; creé nuevos mundos extendiendo los sueños que pensaron estaban muertos.. entre mis ojos cerrados y la complicidad con los anhelos y el engaño. Aún no despierto donde olvidé esas lágrimas que quieren volver a mi alma, no recuerdo aquel momento cuando abrieron los portales de mis ojos y se fueron. Quizá su destino no era conmigo y sí a acompañar a ese mar que se esta vaciando de felicidad. Pasos helados que recorren mis dedos viviendo un idilio sobre el oasis de tus manos recién pintadas de color pasión. Y manchaste mi alma, mi memoria; mi presente necesita de tu arte, ese bucólico que se traslada como calumnia a las cavernas de un infierno incompleto por su textura y sabrosa veracidad. Te convertiste en suspiro y llegaste con oxígeno a mis recuerdos menos pasajeros, revivieron y se tornaron a un color intenso. ¿Cómo vuelvo al blanco de ese pasado que me mancho tanto? Pasado de los pasados 18 segundos, de mi recóndito inconsciente que sueña en ser un día transparente. Siento, se siente, hasta esos besos que aún no fueron, que fueron y no murieron, que son y nadie les escribió una canción, que nacieron y como si existiera el destino siguieron su propio camino.. mi martirio.