Encerrada en la inmensidad de este mundo con una puerta de entrada, y otra
de salida. Pierdo el control de mi destino frente a estas vías que nos obliga a
ir a todos hacia el mismo lugar, a mil almas guardar los mismos paisajes, los
mismos aires; y sin embargo cada cual perteneciente a otro tiempo, a otro
momento, a otras personas..
De pronto el espejo de nosotros mismos nos invade sin avisar, sin podernos
escapar; de escuchar a nuestro yo hablar-nos. Depende cada cual de cerrar los ojos
para abrir el alma, encontrar nuestra luz, nuestras sombras, nuestra mente
desnuda y vulnerable.
En el limbo me quiero plantar; sembrar y cosechar pensamientos que no
se dejen juzgar, que lloran solo para vaciar sentimientos en putrefacción, que
se ríen de la realidad que nos han de inventar.
¿Cómo decepcionarse del mundo
entero sin antes decepcionarse de uno mismo? Con nuestros ojos vemos la
devolución de nuestro mundo interno.. Y cuando todo se desmorona dentro tuyo
cómo ves que funciona todo a tu alrededor?