Me haces bien, me hago mal

No puedo evitar no sentirme chicle pegado en una suela, un estorbo en mi propia vida; no puedo evitar las ganas de volver atrás y gastar mis labios de los besos que me dabas; esos con sabor a aventura y adicción. Tengo antojo de vos, y ya no estás en venta. Quisiera hacerte búmerang para tener la certeza de que siempre volverás conmigo. Todas mis fichas de esperanza ya están en juego, todas puestas en mi dulce recuerdo. Creo que estoy trastornada, quizá también enojada; estoy como una tortuga con prisa y eso me saca de mis casillas. Me cuesta creer que existe el presente, que es imposible tenerte en mi mente, vivo y queriéndome. Quizá dramatizo demasiado, quizá se me está llendo todo de las manos. Tal vez me hice creer que sin vos, no existiré; tal vez seas mi locura, y sin locura la vida es absurda. No sé dónde se suele esconder la sensatez en estos casos donde la ley no tiene nada que hacer; no sé cómo lo resolveré si mi memoria sigue atándome. Sólo sé que siempre te amaré, te lloraré, te reclamaré. Porque irte sin despedir es lo más doloroso que le podes hacer al por qué. Soy una ilusa que ama, que cree en las hadas; una hipócrita engañada por tus promesas inútiles. Me haces falta y ya no tengo palabras; intento mirar adelante pero mis lágrimas distorsionan la realidad; no puedo más con esta falsedad. Te quiero de verdad!