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viernes, 18 de abril de 2014

Tres puntos suspensivos

Mis ojos pestañeaban a la par del sol con suficientes motivos para regalarle una sonrisa que salía hasta por los dedos del pie, como si fuera una locura que las sonrisas lleven dientes, como si solo existiera lo que se puede ver. De repente saboree un aire de mar, tan salado que decidí dejar de respirar y cambiarlo por bocanadas de recuerdos que terminaron dejándome sin aliento, ahogándome de situaciones queriendo ser digeridas a la vez, jugando con un ciclo de oxidación que me arrebataría de todo envejecimiento, de poder seguir gastándome viviendo; y es que corría un viento que me movía lento, sin fuerza ni esfuerzo, rodaba como mis pensamientos, que aprendieron a hacerse espiral para hacer más lugar, y a fabricar brotes de hojas y flores que luego de madurar, se marchitaban en un sabor a idea efímera y fugaz; como un otoño después de cada sensación, llevándose con las hojas la experiencia que iría muriendo en nosotros hasta ser descubierta por un viento, que le saca alas a esos recuerdos en descomposición.. 
Morir o estar muriendo, tal vez continúe escribiendo, si la tinta tiene ánimos de seguir escupiendo.. ya perdida en su norte, solo se limita a hundirse y fundirse en esta hoja que de límite tiene los renglones, desdibujados por un agua que cae a cataratas; y ahora estoy ahí, siendo papel y siendo tinta, intentando descifrar del otro lado el baile de esos garabatos formando palabras, traduciendo lo que quiero decir; y entiendo que no todo tiene sombra que se deje describir, ni un destino a donde ir; no todo termina en un punto final, a veces las cosas se terminan sin avisar, otras terminaron ayer con una coma que no se supo resolver, que fue un punto derretido bajo un sol de indecisión, que vuelve a intentar en un punto y coma que vacila en forma legal sin ser fuerte ni débil, sabiendo llorar de un ojo palabras verdes que se rinden ante la muerte de la tinta en tres ...