Pestañeaba el televisor,
del edificio del frente.
Y esa luz que me mantuvo perpleja.
No supe distinguir entre lo que veía y lo que mi mente calcaba,
Estacionada en ese momento
se reproducía la vida en reverso,
y el principio ya estaba marchito por el final que acababa de comenzar.
Era como ver una flor renacer,
un cielo indeciso entre las nubes que no encontraban su destino,
que no querían llover, no se dejaban convencer
por ese viento que tampoco las dejaba dormir, morir,
que insistía en enseñarles a fluir.
La muerte se veía realmente seductora,
con una carga que se diluía en historias
ya escritas o descritas
por esa lapicera que recobraba su tinta,
y los desamores desanudaron sus rencores
se redujo el mundo a la mitad
y volvía a latir algo ahí..
Mis ojos,
me miraban todos esos ojos,
pidiéndome que tome el control
remoto, y pulse el stop
donde me quedaría
hasta volver a ver pestañear, ese televisor
que nunca existió.